Para los habitantes de Caracas habían quedado en el recuerdo las caminatas por Sabana Grande, que en sus buenos tiempos fue la principal zona de esparcimiento, diversión y compras como lo son ahora el Centro Sambil y la zona de Las Mercedes. La economía informal tenía tomados los espacios del bulevar desde la llegada del siglo veintiuno, cuando la única economía permitida en aquel entonces eran las tradicionales tiendas y cafés establecidos en la zona, y los artesanos como los de la Plaza Los Museos en Bellas Artes. Tengo recuerdos de poder caminar con cierta libertad hasta el año 2001, fecha donde el metro seguía siendo una alternativa a las colas en la superficie y era modelo a nivel internacional. A partir del año 2002 Sabana Grande dejo de ser definitivamente lo que era para convertirse en un gran mercado, al punto que muchos turistas que conocí en estos años me hablaban del “flea market” cuando se referían al bulevar. Se volvió costumbre que la semana de parada por excelencia para este mercado de las pulgas fuera la primera del año, donde los vendedores tomaban sus vacaciones luego de habernos privado del paseo durante el resto de los días. La cantidad de vendedores llegó a ser tal en ciertas ocasiones que imposibilitaba completamente el tránsito peatonal por las aceras, y pasar un carro por las calles era mas parecido a un chiste que a una posibilidad, sumado a la alta tasa de delitos que convirtieron al paseo entre la Plaza Venezuela y Chacaíto en una de las principales zonas rojas de la capital, muy por encima del centro, Avenidas Baralt, Lecuna o Sucre, y redefiniendo la división político de la ciudad al tomarse la Avenida Francisco de Miranda como el comienzo del este de Caracas.
Para la fecha de hoy el bulevar cuenta con 35 días libres de tarantines, gracias al esfuerzo conjunto de la Alcaldía de Caracas y la Alcaldía Mayor. Nadie tenia muy clara la situación, al parecer el desalojo no era esperado. A partir del lunes 7 de enero vimos un bulevar con la cara lavada, libre de vendedores, con policías cuidando la zona, plantas en sus lugares en vez basura y las líneas de las aceras pintadas. Calles sin basura y sin la alfombra de mugre habitual nos sorprendieron a los que transitamos la zona con cierta regularidad. Para el 10 de enero la situación comenzó a inquietarme, no se si por mi amor a la ciudad o mi gestante ojo periodístico, ávido de diferenciar los hechos comunes del hecho noticioso, y esa inquietud me llevo a comenzar esta crónica. El 11 de enero hice algo que no había hecho en el año y medio que llevo estudiando en la UCV: ir caminando desde la universidad hasta el Centro Comercial el Recreo vía bulevar. Baje por la calle El Recreo, almorcé en un restaurante y me devolví caminando al bulevar en dirección a Chacaíto, viendo tiendas que jamás había visto. Quizás no eran nuevas, pero definitivamente eran nuevas para mí. Repetí esta rutina el lunes 15, y vi algo que me llamo la atención: grupos de personas en la esquina entre la calle El Recreo y el Bulevar, donde esta el Mc Donald’s, estaba reunidos como esperando algo. Me imagino que estaba esperando que las autoridades dijeran algo porque los policías no los dejaban poner sus tienditas de nuevo. Había grupos de seguridad de la Policía de Caracas y Policía Metropolitana. Seguí caminando y llegando a Chacaíto vi lo mismo, un montón de gente con pinta de buhoneros (perdón si suena despectivo, pero no se como expresarlo) sentados en los banquitos cerca Sandro. Me llamo mucho la atención y les tome una foto con mi celular.
El resto de los días se mantuvo la misma situación: El bulevar tranquilo, los buhoneros en grupos en varias esquinas, algunos con morrales y animes tratando de vender cosas sin que la policía se diera cuenta. Escuche de una situación parecida en Petare los primeros días de enero, donde los buhoneros le pagaban a los policías para que los dejaran vender, así que no dudo que pasara algo parecido en Sabana Grande. Comencé a buscar en las noticias a ver si encontraba algo que me aclarara la situación, pero mas bien las noticias volvían mas difuso todo. En ciertos medios estaba publicado que los vendedores volverían a partir del 15 de enero, en otros que volverían a partir del 1 de febrero, en otros decía que iban a poder vender en las transversales al bulevar mas no en el bulevar mismo, pero las noticias se fueron cayendo una tras la otra.
En la semana siguiente la situación era casi la misma. El 22 de enero la calle seguía sin vendedores, pero se sentía más tensión en la calle, y se entiende porque a esa gente se le estaba negando el derecho a trabajar durante dos semanas. La policía tenia cerca camiones y estaban preparados por si se formaban disturbios, incluso tenían perros que imagino que serian para detectar droga o algo. A medida que el final de mes se iba acercando la tensión iba aumentando. En ciertos días llegue a ver varias tiendas cerradas, hecho que me causo cierta curiosidad y por eso le pregunte a dependientes en varias tiendas si sabían lo que estaba pasando; me respondieron que tenían miedo porque los vendedores estaban amenazando algunas tiendas de que si ellos no podían vender tampoco iban a dejar que vendieran las tiendas. A mi parecer las amenazas no surgieron mucho efecto tampoco, porque la mayoría de las tiendas estaban abiertas, viendo la gente pasar, recibiendo luz de sol y brisa, cosa a la que estarían desacostumbrados.
Ya con ganas de saber que iba a pasar, pase por Sabana Grande nuevamente el 2 de febrero, donde se suponía que si iba a reinstalar los vendedores ya iban a estar. Mi sorpresa y mi placer a la vez es que no estaban y un día después de la fecha tope que se rumoraba los buhoneros seguían sin montarse. En Chacaíto me dijeron que el Alcalde Bernal les había ofrecido un terreno en la Avenida Casanova, información que pude constatar el mismo viernes en la noche en la pagina del Ministerio de Comunicación e Información.
Hoy en la tarde fui de nuevo al bulevar a ver como estaba la situación. Familias paseando, niños jugando y comiendo helados, disfrutando el paseo de la misma forma en la que lo hice yo hace 10 años. Algunos vendedores sacaban películas piratas de sus morrales, pero no vi que nadie comprara nada. Estuve por la Avenida Casanova pero no vi ningún terreno vació donde pudieran reubicar a los buhoneros. Lo cierto es que para la fecha de hoy todo sigue igual que hace 35 días.
Para la fecha de hoy el bulevar cuenta con 35 días libres de tarantines, gracias al esfuerzo conjunto de la Alcaldía de Caracas y la Alcaldía Mayor. Nadie tenia muy clara la situación, al parecer el desalojo no era esperado. A partir del lunes 7 de enero vimos un bulevar con la cara lavada, libre de vendedores, con policías cuidando la zona, plantas en sus lugares en vez basura y las líneas de las aceras pintadas. Calles sin basura y sin la alfombra de mugre habitual nos sorprendieron a los que transitamos la zona con cierta regularidad. Para el 10 de enero la situación comenzó a inquietarme, no se si por mi amor a la ciudad o mi gestante ojo periodístico, ávido de diferenciar los hechos comunes del hecho noticioso, y esa inquietud me llevo a comenzar esta crónica. El 11 de enero hice algo que no había hecho en el año y medio que llevo estudiando en la UCV: ir caminando desde la universidad hasta el Centro Comercial el Recreo vía bulevar. Baje por la calle El Recreo, almorcé en un restaurante y me devolví caminando al bulevar en dirección a Chacaíto, viendo tiendas que jamás había visto. Quizás no eran nuevas, pero definitivamente eran nuevas para mí. Repetí esta rutina el lunes 15, y vi algo que me llamo la atención: grupos de personas en la esquina entre la calle El Recreo y el Bulevar, donde esta el Mc Donald’s, estaba reunidos como esperando algo. Me imagino que estaba esperando que las autoridades dijeran algo porque los policías no los dejaban poner sus tienditas de nuevo. Había grupos de seguridad de la Policía de Caracas y Policía Metropolitana. Seguí caminando y llegando a Chacaíto vi lo mismo, un montón de gente con pinta de buhoneros (perdón si suena despectivo, pero no se como expresarlo) sentados en los banquitos cerca Sandro. Me llamo mucho la atención y les tome una foto con mi celular.
El resto de los días se mantuvo la misma situación: El bulevar tranquilo, los buhoneros en grupos en varias esquinas, algunos con morrales y animes tratando de vender cosas sin que la policía se diera cuenta. Escuche de una situación parecida en Petare los primeros días de enero, donde los buhoneros le pagaban a los policías para que los dejaran vender, así que no dudo que pasara algo parecido en Sabana Grande. Comencé a buscar en las noticias a ver si encontraba algo que me aclarara la situación, pero mas bien las noticias volvían mas difuso todo. En ciertos medios estaba publicado que los vendedores volverían a partir del 15 de enero, en otros que volverían a partir del 1 de febrero, en otros decía que iban a poder vender en las transversales al bulevar mas no en el bulevar mismo, pero las noticias se fueron cayendo una tras la otra.
En la semana siguiente la situación era casi la misma. El 22 de enero la calle seguía sin vendedores, pero se sentía más tensión en la calle, y se entiende porque a esa gente se le estaba negando el derecho a trabajar durante dos semanas. La policía tenia cerca camiones y estaban preparados por si se formaban disturbios, incluso tenían perros que imagino que serian para detectar droga o algo. A medida que el final de mes se iba acercando la tensión iba aumentando. En ciertos días llegue a ver varias tiendas cerradas, hecho que me causo cierta curiosidad y por eso le pregunte a dependientes en varias tiendas si sabían lo que estaba pasando; me respondieron que tenían miedo porque los vendedores estaban amenazando algunas tiendas de que si ellos no podían vender tampoco iban a dejar que vendieran las tiendas. A mi parecer las amenazas no surgieron mucho efecto tampoco, porque la mayoría de las tiendas estaban abiertas, viendo la gente pasar, recibiendo luz de sol y brisa, cosa a la que estarían desacostumbrados.
Ya con ganas de saber que iba a pasar, pase por Sabana Grande nuevamente el 2 de febrero, donde se suponía que si iba a reinstalar los vendedores ya iban a estar. Mi sorpresa y mi placer a la vez es que no estaban y un día después de la fecha tope que se rumoraba los buhoneros seguían sin montarse. En Chacaíto me dijeron que el Alcalde Bernal les había ofrecido un terreno en la Avenida Casanova, información que pude constatar el mismo viernes en la noche en la pagina del Ministerio de Comunicación e Información.
Hoy en la tarde fui de nuevo al bulevar a ver como estaba la situación. Familias paseando, niños jugando y comiendo helados, disfrutando el paseo de la misma forma en la que lo hice yo hace 10 años. Algunos vendedores sacaban películas piratas de sus morrales, pero no vi que nadie comprara nada. Estuve por la Avenida Casanova pero no vi ningún terreno vació donde pudieran reubicar a los buhoneros. Lo cierto es que para la fecha de hoy todo sigue igual que hace 35 días.
1 comentario:
Pienso en mi infancia, y la relaciono con Sabana Grande, sobre todo entre la edad de 8 y 10 años. Era normal que los domingos saliera con mis padres a comer helados a una heladeria que creo que en la actualidad aun esta (pero no recuerdo el nombre lamentablemente). En estos ultimos años mas bien me daba temor pasar por esa zona, pues, ya sean leyendas urbanas o no los cuentos de atracos y demas eran cada vez peor, ademas que el descaro de esa gente de dejar sus tarantines preparados como si fueran tiendas me molestaba. Reconozco que todos necesitamos trabajar, pero no por ello apoyo la destruccion y la suciedad que dejaban los buhoneros.
Me parece bien que hayan quitado ese mercado y que busquen una solucion permanente al problema.
Ahora bien, si me gustaria caminar por ahi y ver a vendedores de artesania y libros, como era hace unos cuantos años atras, con orden, con limpieza, con mayor seguridad.
Excelente articulo! =)
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